REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PODER JUDICIAL
EN SU NOMBRE
Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Transito de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui
Barcelona, once de octubre de dos mil once
201º y 152º
JUEZ: HELEN PALACIO GARCÍA.
ASUNTO PRINCIPAL:
BP02- T-2002-000018
PARTE DEMANDANTE: OSCAR ENRIQUE OVALLES MAIGUA, venezolano, mayor de edad, domiciliado en Barcelona Estado Anzoátegui y titular de la Cédula de Identidad Nro. V- 14.616.197
APODERADO JUDICIAL DE LA PARTE DEMANDANTE: ELVA BELTRAN LOPEZ, venezolano, mayor de edad, inscrito en el Inpreabogado bajo el Nº 45.395.
PARTE DEMANDADA: HIPOLITO RAMOS PEREZ, venezolano, mayor de edad, titular de la cedula de identidad Nº 4.933.534, y Sociedad Mercantil “CONSTRUCCIONES Y SERVICIOS RAHI” C.A. inscrita ante el Registro Mercantil Tercero del Estado Anzoátegui, bajo el Nº 22, Toma A-17, de fecha 5 de marzo de 1999, RIF J-30598843.
APODERADO JUDICIAL DE LA PARTE DEMANDADA: JESUS FIGUEROA VALENCIA y ROMUALDO PARUTA MATA, venezolanos, mayores de edad, inscritos en el Inpreabogado bajo los Nos. 59.144 y 80.585.
MOTIVO: Daños Materiales.-
Luego de una revisión pormenorizada a las actas que conforman el presente expediente, se observa que fue incoado la presente demanda de DAÑOS MATERIALES propuesta por el ciudadano OSCAR ENRIQUE OVALLES MAIGUA plenamente identificado en autos, debidamente representado por la abogada ELVA BELTRAN LOPEZ inscrita en el Inpreabogado bajo el Nº 43.395 contra el ciudadano HIPOLITO RAMOS PEREZ y la Empresa ”Construcciones y Servicios RAHI” C.A.; en fecha 28 de octubre de 2002, por ante el Juzgado de Primera Instancia del Trabajo y Transito del Estado Anzoátegui y fue recibida en este Tribunal el 4 de mayo de 2004, dándole entrada y curso legal correspondiente, así como el abocamiento del abogado JESUS MARTINEZ GAGO, en su condición de Juez Provisorio, ordenando se la notificación de las partes en la presente causa.
En fecha 13 de mayo de 2004, constan resultas del alguacil de este Tribunal referente a las notificaciones de los demandados.
En fecha 24 de mayo de 2004, la parte actora se dio por notificado del abocamiento del Juez Provisorio; y vista la consignación del Alguacil de este Tribunal y por cuanto no se pudo localizar a los demandados, es por lo que solicitó la parte actora la notificación por carteles; acordándose dicha solicitud en fecha 31 de mayo de 2004, y librándose el referido cartel en la misma fecha.
En fecha 2 de junio de 2004, fue entregado el cartel de notificación a los fines de su publicación, según consta en nota de la secretaria, asimismo, en fecha 14 de junio de 2004, la apoderada judicial de la parte actora, consigno la publicación en el diario El Tiempo y fue agregado a los autos en fecha 14 de junio de 2004, siendo esta la ultima actuación procesal realizada por el Tribunal.
Ahora bien, los artículos 267 y 269 del Código de Procedimiento Civil, establecen lo siguiente:
“Artículo 267.- Toda instancia se extingue por el transcurso de un (1) año sin haberse ejecutado ningún acto de procedimiento por las partes. La inactividad del Juez después de vista la causa, no producirá perención.
También se extingue la instancia:
1°) Cuando transcurrido treinta días a contar desde la fecha de admisión de la demanda, el demandante no hubiese cumplido con las obligaciones que le impone la ley para que sea practicada la citación del demandado.
2°) Cuando transcurrido treinta días a contar desde la fecha de la reforma de la demanda, hecha antes de la citación, el demandante no hubiere cumplido con las obligaciones que le impone la ley para que sea practicada la citación del demandado.
3°) Cuando dentro del término de seis meses contados desde la suspensión del proceso por la muerte de alguno de los litigantes o por haber perdido el carácter con que obraba, los interesados no hubieren gestionado la continuación de la causa, ni dado cumplimiento a las obligaciones que la ley les impone para proseguirla.
Artículo 269: La Perención se verificara de derecho y no es renunciable por las partes. Puede declararse de oficio por el Tribunal y la sentencia que la declare, en cualquiera de los casos del artículo 267, es apelable libremente.”
A partir de los dispositivos anteriormente transcritos, puede deducirse que la figura procesal de la perención encuentra justificación, por una parte, en el interés del Estado de impedir que los juicios se prolonguen indefinidamente y de garantizar que se cumpla la finalidad de la función jurisdiccional, la cual radica en administrar Justicia; y por la otra, en la presunción de abandono del procedimiento de la parte sobre quien recae la carga de dar el impulso procesal necesario, vista su inactividad durante el plazo de un (1) año establecido por la ley, lo cual comporta la extinción del proceso.
Ahora bien, de la relación de actos procesales presentada en el capítulo que antecede, se desprende que desde el día 14 de junio de 2004, fecha en que consta el último acto de procedimiento en la presente causa, ha transcurrido más de un (01) año sin que la parte actora hubiere ejecutado algún acto tendente a la prosecución de la misma.
En este sentido, tanto la doctrina como la reiterada jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia han concordado en establecer que no todo acto de procedimiento realizado por las partes impide la consumación de la perención de la instancia, sino sólo aquél que contenga implícita la intención de impulsar el proceso.
A este respecto, resulta conveniente fijar el concepto de perención y la manera de interrumpir la misma, a la luz de lo que recoge Ricardo Henríquez La Roche, en el Tomo II de su obra “Código de Procedimiento Civil”:
“1. Un proceso puede extinguirse anormalmente, no por actos, sino por omisión de las partes. Perención (de perimire, destruir) de la instancia es la extinción del proceso que se produce por su paralización durante un año, en el que no se realiza acto de impulso procesal alguno. La perención es el correctivo legal a la crisis de actividad que supone la detención prolongada del proceso. Toda paralización contiene el germen de la extinción de la instancia, que puede llegar o no a producirse según se den o no las condiciones que la determinan (…)
El fundamento del instituto de la perención de la instancia reside en dos distintos motivos: de un lado, la presunta intención de las partes de abandonar el procesal, que se muestra en la omisión de todo acto de impulso (elemento subjetivo) y de otro, el interés público de evitar la pendencia indefinida de los procesos para ahorrar a los jueces deberes de cargo innecesarios. <> (…)
6. Interrupción. Para que se interrumpa la inactividad capaz de producir al año la perención, es menester un acto procesal, o acto de procedimiento inserido en el iter legal, que propenda al desarrollo del juicio; <> (…) No son actos de esta índole, según la doctrina de CHIOVENDA, los que no tienen influencia alguna inmediata en la relación procesal, aunque puedan estar dirigidos a su fin o influir en el resultado del proceso y por lo mismo puedan estar regulados por la ley procesal, vgr., petición de copias certificadas, otorgamiento de poder apud acta, solicitud del beneficio de justicia gratuita, actuaciones sobre medidas preventivas (…), ni actos no jurídicos realizados por los sujetos procesales, tales como las deducciones doctrinarias de las partes que procesalmente son innecesarias según el principio jura novis curia; ni en fin, los actos jurídicos realizados con motivo del proceso por personas que no son sujetos del proceso: actos de testigos, peritos, etc. (…)”
Establecido lo anterior, se hace necesario presentar ciertas consideraciones en relación al momento en que se consuma la perención de la instancia.
En este orden de ideas, se ha señalado que la perención de la instancia opera de pleno derecho, esto es, se verifica desde el momento en que se han cumplido los requisitos para su procedencia -transcurso de un año sin que medie acto de impulso procesal, razón por la cual se ha reiterado que su declaratoria judicial sólo confirma lo que ya estaba consumado. En esta línea argumental se pronunció la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en su sentencia Nº 03 de fecha 07 de marzo de 2002, en la cual dejó sentado:
“(…) Ahora bien, tanto la norma derogada como la vigente disponen que la perención se verifica de derecho, esto es: se consuma desde el momento en que han transcurrido los plazos previstos en la ley, y la declaratoria judicial sólo ratifica lo que virtualmente ya estaba consumado. En estos términos, se pronunció la Sala, entre otras, en sentencia de fecha 13 de mayo de 1980, en la cual dejó sentado:
“...nuestro derecho procesal sigue en materia de perención el sistema italiano; la perención, conforme al texto del artículo 203 del Código de Procedimiento Civil, se verifica de derecho, vale decir, ope legis, independientemente del requerimiento de la parte interesada y la consiguiente declaratoria judicial, la cual no vendría sino a ratificar lo que virtualmente estaba consumado, pues la perención opera desde el momento mismo en que ha transcurrido el término prescrito por la ley, ya que conforme a la enseñanza de la doctrina, existe aún con antelación a la solicitud de parte en hacerla valer...”. “(Resaltado y negrillas de la Sala).
Es claro, pues, que el ordenamiento jurídico venezolano acoge el sistema italiano respecto de la perención, de conformidad con el cual ésta opera de pleno derecho y, por tanto, se consuma por el sólo transcurso del tiempo previsto en la ley, y una vez declarada surte efectos no desde esa oportunidad, sino a partir del momento en que operó la perención, pronunciamiento este que sólo reafirma un hecho ya cumplido (…)
Las anteriores consideraciones cobran importancia en el presente caso, pues producida la inactividad de la parte actora por un lapso superior a un (01) año contado a partir del 14 de junio de 2004, hasta la presente fecha, se evidencia la concretización de la perención de la instancia –de pleno derecho- y así se declara.
Como consecuencia de las circunstancias anteriormente expresadas y por cuanto la perención es de estricto orden público y debe ser declarada de oficio dada sus notas características de objetividad e irrenunciabilidad, resulta forzoso concluir que en la presente causa la perención de la instancia se consumó, de pleno derecho. Así se decide.
Por los razonamientos anteriormente expuestos, este Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara LA PERENCION DE LA INSTANCIA, todo en el juicio por DAÑOS MATERIALES propuesta por el ciudadano OSCAR ENRIQUE OVALLES MAIGUA plenamente identificado en autos, debidamente representado por la abogada ELVA BELTRAN LOPEZ inscrita en el Inpreabogado bajo el Nº 43.395 contra el ciudadano HIPOLITO RAMOS PEREZ y la Empresa ”Construcciones y Servicios RAHI” C.A.
No hay condenatoria en Costas, por la naturaleza especial del fallo.
Regístrese y publíquese y déjese copia certificada de la presente decisión.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho del Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui. En Barcelona, a los once (11) días del mes de octubre del año dos mil once (2.011). Años: 201° de la Independencia y 152° de la Federación.-
La Juez Provisorio
Dra. Helen Palacio García
La Secretaria
Dra. Marieugelys García Capella.-
En la misma fecha siendo las 02:19 p.m., se publicó y registró la anterior sentencia. CONSTE
La Secretaria,
HPG/Lorena A.-
|